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lunes, 17 de agosto de 2015

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ReflexiónEstimados estudiantes:

Desde hace mucho tiempo me ronda esta idea de escribirles y tal vez uno de los tantos motivos que me impedían hacerlo era la injustificable falta de tiempo, el cansancio a veces, o la idea, quizás equivocada, que mi mensaje pudiera parecer un poco idealista en un mundo llevado por la loca carrera de competir, de arrasar, de no tener límites en la falsa creencia que se puede vivir muy bien en forma irresponsable. Pero las últimas noticias de este mundo globalizado,  cada vez con más fronteras y limitaciones a pesar de la virtualidad de la web, con derrumbes de negocios bursátiles, bancos, creencias ideológicas y las crisis de muchas economías me impulsaron a hacerlo. Tal vez sea su primer año, posiblemente estén cursando la mitad de tu carrera o ya estén en las últimas instancias que les acercan al tan soñado título, pero no importa el momento que estén cursando ya que mi mensaje implica una pregunta que considero fundamental: ¿Para qué se están formando? Si la respuesta es que se forman para conseguir un título de grado, me arriesgaría a decir que no es exactamente la respuesta correcta más allá que realmente al finalizar el ciclo de estudios se alcance un título. Firmemente creo que la formación universitaria es sólo y simplemente para formar una mentalidad profesional, con todo lo que ello implica. ¿Un título convierte a una persona en un profesional? Me atrevería a afirmar que no. Nuestra obligación principal como profesionales, en el ámbito y disciplina que sea, es mejorar la sociedad y esto se sustenta por la constante posibilidad de manejar información y en consecuencia conocimiento. En la universidad la principal tarea es pensar, y pensar cuantas veces sea necesario. Nuestra obligación es reformular teorías para encontrar nuevas formas de conocimiento sustentadas y fundamentadas. La principal tarea que se ejerce en una universidad es la de desarrollar el sentido de la responsabilidad en todas sus formas, porque cualquier actividad que desempeñemos impactará directa o indirectamente en  nuestros semejantes. Desde hace muchos años los docentes venimos observando justamente esta falta de responsabilidad en un porcentaje elevado de alumnos e intuimos que esta falencia viene desde el hogar en primera instancia, alguna falla de los sistemas educativos previos y los mensajes mediatizados masivamente que prometen una vida maravillosa sin esfuerzos. Existe otro tema de relevancia en la vida universitaria: es la carrera que eligieron. Es la carrera que responde a los talentos naturales, la universidad solo es responsable de los talentos que puedan adquirir. Es normal dudar y no conocer exactamente esos talentos naturales o vocación, ya que a veces se tarda un tiempo considerable en conocerlos y muchas veces por la falta de una guía temprana. Hay algo que es importante que sepan: nadie se “muere de hambre” con sus talentos naturales o siguiendo su; ese poderoso llamado interno que muchas veces nos negamos a escuchar siempre está; si alguna vez escuchaste algo negativo respecto de tus deseos vocacionales es importante que sepas que son los miedos de quienes nunca encontraron su talento, nunca pudieron escuchar su voz. El éxito o el fracaso dependerán en buena medida del esfuerzo y convicción. Muchas veces escuchamos que hay arquitectos manejando un taxi, la respuesta es: otros decidieron construir casas. Esto es la universidad, no es un ciclo para repetir libros o apuntes fotocopiados. La universidad es la única posibilidad de abrir espacios en la mente, de creer con convicción que todo es posible, pero siempre con el sentido de crear bienestar para la humanidad. La universidad solamente es el camino para seguir responsablemente en la búsqueda  permanente de conocimiento con el fundamental objetivo de mejorar la sociedad, de mejorar nada más y nada menos que algo supremo: la condición humana, de dejar de ser administradores de pobreza para pasar a administrar sabiamente las riquezas que nos fueron dadas.

·         Carta abierta a un estudiante universitario” fue publicado de la página 13 a página14 en “Reflexión Académica en Diseño y Comunicación NºXII




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